RECOMENDACIONES GENERALES Y TRATAMIENTO DE
LA HERNIA DE HIATO
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Lo más importante es evitar las comidas copiosas
y, en vez de ello, fraccionar la ingesta diaria de alimentos en 5-6 comidas de
pequeño volumen.
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No dormir o tumbarse antes de que hayan pasado 3 horas desde la última
comida ya que la posición horizontal durante la digestión favorecerá el
reflujo.
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Debido a que la mayoría de los síntomas se
recrudecen durante el sueño nocturno (debido fundamentalmente a la posición) no
hay que irse a dormir hasta que hayan pasado dos o tres horas desde la cena y
elevar la parte de la cama donde se apoya la cabeza en un ángulo de 30 grados
respecto a los pies (lo mejor es hacerlo mediante la colocación de tacos debajo
de la cama que con almohadas). De esta forma se libera de tensión la zona del
diafragma.
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También es muy importante no mantener una postura
horizontal (acostarse) inmediatamente después de comer. Lo más recomendable es
esperar aproximadamente una hora.
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Dejar de fumar ya que el tabaco estimula la secreción del ácido gástrico y,
además, puede favorecer el empeoramiento de las lesiones que pueden producirse
en el esófago o en el estómago.
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Llevar ropa holgada para evitar presiones sobre el abdomen.
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Al agacharse para coger algo del
suelo, debe doblar las rodillas y no la cintura.
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Intentar reducir el estrés o los momentos que nos causen estrés con
terapias relajantes (yoga, meditación, plantas relajantes). El estrés genera
ácido gástrico aunque no hayamos comido nada lo cual, puede provocar más molestias
y daño en el estómago y el esófago.
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No realizar ejercicio físico intenso
pues puede favorecer la producción de ácido gástrico. De todos modos, el
ejercicio físico moderado durante un mínimo de 30 minutos al día, si no es
justo después de comer, está recomendado y, además, nos ayudará a bajar de peso
en caso necesario.
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Mantener a raya el sobrepeso y la obesidad
mediante una dieta equilibrada e hipocalórica. De hecho, un 90 por ciento de
los pacientes mejoran al alcanzar el peso adecuado.
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Se deben evitar los alimentos muy calientes
o muy fríos, porque pueden irritar la mucosa gástrica, acentuando los síntomas.