A partir de ahora, serán los fabricantes los que establezcan la fecha de consumo preferente, en lugar de fecha de caducidad como se hacía hasta ahora. Se alarga así la vida del yogur más allá de los días que marcaba la anterior ley y de este modo se pretende evitar el desperdicio de alimentos.
La diferencia entre fecha de caducidad y de consumo preferente es la siguiente:
Pasada la fecha de caducidad de un alimento, éste puede estar el mal estado o contener microorganismos patógenos por lo que el producto deja de ser seguro para el consumo. Esto afecta a alimentos frescos como son las carnes y pescados o la leche
En cambio, pasada la fecha de consumo preferente, el alimento puede sufrir cambios organolépticos, es decir variaciones de aroma, color, textura... pero estos cambios no siempre implican que exista riego para la salud al consumirlos
Respetando bien las condiciones de conservación y manteniendo la cadena de frío, el yogur es un alimento que por sus características, es poco dado a sufrir alteraciones microbiológicas. El pH ácido y la presencia de las bacterias propias del yogur hacen a éste un medio hostil para que se desarrollen otro tipo de microorganismos.
Con el paso del tiempo eso sí, se producen cambios organolépticos:
- El yogur se vuelve más ácido. Las bacterias del yogur responsables de la fermentación de la lactosa de la leche, continúan con su actividad. Como producto de desecho en la fermentación, liberan ácido láctico, responsable del sabor ácido de los yogures. Cuanto más tiempo pase entre la fabricación y el consumo del yogur, más ácido será porque tendremos más ácido láctico y menos lactosa.
- El yogur "se hace más pequeño". Este efecto se denomina en química sinéresis y consiste en que la parte acuosa del yogur se separa del resto y visualmente nos da la sensación que el yogur ha reducido su tamaño. La sinéresis se da en aquellos alimentos que tienen estructura de gel; en las cuajadas también ocurre, incluso de forma más rápida que en el yogur.
Por último, y enlazando con la entrada en este mismo blogg "Colocando los alimentos en la nevera", un consejo a la hora de guardar los yogures. Es recomendable retirar el cartón que los empaqueta porque tiene efecto aislante y no se van a enfriar tanto los yogures como si se quita. Además hay que tener en cuenta que la potencia de refrigeración de nuestras neveras es menor que las de las cámaras de supermercados donde, aunque el yogur tenga el cartón, sí que va a alcanzar la temperatura óptima de conservación.