Hoy vamos a cocinar con uno de los alimentos que en la dieta entra dentro de la lista de Alimentos de Libre Consumo, es decir, que podemos añadir a cualquier menú que tengamos. Ese alimento es la cebolla.
A muchos (yo me incluyo en este grupo), la textura crujiente de la cebolla y el sabor picante no les resulta agradable a la hora de comer y en cambio, la cebolla cocinada sí que les gusta.
Es muy fácil, basta con cortar la cebolla en trozos y ponerlos en una cazuela con agua y vino blanco a partes iguales:
Los dejamos cocer hasta que la cebolla quede blandita y si es necesario, añadimos más agua si se nos queda muy seco y aún no hemos conseguido la textura que queremos.
Por cierto, se podría hacer lo mismo con vino tinto, y obtendríamos la cebolla coloreada.
Esta cebolla, la podemos guardar en un tarro de cristal en la nevera durante una semana y utilizarla en diferentes platos.
Por ejemplo, de acompañamiento a segundos platos tipo carne, aves hamburguesas...
Patricia López